Se denomina peeling (ingles: pelar, descamar) al procedimiento por medio del cual se efectúa una exfoliación controlada de la piel por medio de sustancias con acción cáustica. También se le conoce como quimioexfoliaciones o exfoliaciones químicas. Es un procedimiento seguro, cuando lo realiza personal profesional capacitado, principalmente el Dermatólogo. Se aplica principalmente en la cara, pero también puede ser empleado en otras partes del cuerpo. La aplicación de uno o varios peelings permite tratar diversas alteraciones de la piel, como: manchas, daño solar, rítides (arrugas) finas, medias y algunas profundas, acné y cicatrices de acné, estrías, y muchas otras alteraciones.

Las sustancias empleadas tienen diferentes capacidades de acción, por lo cual se han dividido, de acuerdo a la capacidad de penetración, en: superficiales, medios y profundos. La selección de la fórmula a emplear, así como de su capacidad de penetración, la establece el Dermatólogo para obtener un efecto deseado, en relación al daño cutáneo que presente el paciente.

Para la aplicación del peeling el paciente debe ser adecuadamente seleccionado, se establece el diagnóstico de la alteración dermatológica que presente, se determina la fórmula y la intensidad del peeling a emplear. El paciente debe haber recibido un tratamiento previo de preparación, siendo importante el uso previo y posterior de protectores solares. Se hace limpieza cuidadosa de la piel y se aplica la fórmula seleccionada, para cada caso. Al momento de la aplicación se tiene la sensación de ligero hormigueo o ardor en la piel, esta sensación es transitoria y dura algunos minutos, si el peeling tiene mayor capacidad de penetración, la sensación puede ser un poco más intensa, siendo igualmente transitoria, también se presenta un blanqueamiento (“escarchamiento”), que será más intenso cuanto más profundo sea el peeling. Posteriormente a la aplicación y una vez alcanzado el efecto deseado, se limpia la piel eliminando la fórmula utilizada. Posteriormente, se aplica algún emoliente y protector solar, esté último debe mantenerse permanentemente para prevenir la posibilidad de pigmentación por exposición solar.

En los días siguientes el paciente observará algunos cambios en la piel tratada, como: sensación de resequedad y “estiramiento” de la piel, bronceado de ligero a intenso al día siguiente, inicio de descamación fina o intensa al 3-4° días, terminando la descamación entre el 7-10° días. Posteriormente la piel se observa rosada y regresará a su tono regular en 2 semanas aproximadamente, dependiendo de la profundidad del peeling aplicado.

El procedimiento puede ser repetido después de 3-4 semanas, en caso de peeling superficiales y si el Dermatólogo lo considera necesario.

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