Una cabellera normal consta de 100,000 folículos pilosos con un desprendimiento aproximado, por día de 60 a 120 cabellos. A la caída o pérdida patológica de pelo se le denomina Alopecia.
El cabello es un producto de la actividad cíclica del folículo piloso que pasa por tres fases: anágena, caracterizada por la producción activa del cabello, catágeno, que es transicional y telógeno, en la que el folículo piloso entra en reposo, el pelo es ya una estructura madura y que evoluciona a su desprendimiento y al reinicio del ciclo. Algunos tipos de caída de cabello están relacionados con diferentes fases del ciclo celular. La caída de pelo y la alopecia que sobreviene después de una infección o el postparto, es un ejemplo característico del efluvio de pelo telógeno, mientras que la inducida por medicamentos o la areata se deben a la detención de la fase anágena.
Para hacer el diagnóstico es importante una adecuada historia clínica, para identificar los posibles disparadores y estudios de laboratorio encaminados a descartar alteraciones metabólicas o enfermedades endocrinas o autoinmunes.
La evaluación de los pacientes con efluvio telógeno es clínico. Se inicia con una detallada historia clínica en la que deben analizarse los antecedentes nutricionales, de exposición a medicamentos, procesos infecciosos, estrés, alteraciones endocrinológicas, en especial tiroideas y exposición a la luz. La pérdida crónica de pelo puede ser secundaria a un síndrome genético o un desorden hormonal.
Entre los fármacos más frecuentemente asociados con pérdida reversible de pelo se encuentran: anticoagulantes como la heparina, antineoplásicos, antirretrovirales como el inidavir, ritonavir y lopinavir, el inicio o la interrupción de anticonceptivos orales, implantes liberadores de progestinas, agonistas de liberadores de gonadotropinas como goserelina, antiestrógenos e inhibidores de la aromatasa como tamoxifeno, terapia de reemplazo hormonal con estrógenos esterificados y metiltestosterona, inmunosupresores y vitamina A.
El tratamiento del efluvio telógeno consiste en controlar las causas desencadenantes y evitar o suspender los medicamentos asociados con éste. Es importante insistir en la importancia de un adecuado aporte nutricional y en el suplemento y control hormonal en caso necesario, en especial en casos de efluvio telógeno secundario a deficiencia de estrógenos u hormonas tiroideas. El pronóstico es bueno, una vez controlado el disparador, el ciclo folicular se restablece con un adecuado desarrollo y crecimiento del cabello.
El tratamiento debe individualizarse, generalmente se inician terapias combinadas con manejo por vía tópica y oral, para lograr resultados satisfactorios.