El cáncer de piel es la neoplasia maligna más frecuente en el mundo y su prevalencia se ha elevado en los últimos años a nivel mundial.

El carcinoma basocelular es el más común de todos. Se caracteriza por ser localmente invasivo, de crecimiento lento y con bajo riesgo de metástasis, sin embargo, si no se trata oportunamente y de manera adecuada tiene la capacidad de provocar grandes destrucciones, principalmente faciales.

El carcinoma epidermoide representa el segundo lugar y es capaz de producir metástasis a ganglios regionales con una mortalidad de 25%. Tiene un crecimiento rápido y aparece con frecuencia sobre lesiones precancerosas como las queratosis actínicas, úlceras crónicas, etc.

El melanoma ocupa el tercer lugar, es la causa de 75% de muertes por cáncer de piel. El diagnóstico temprano es muy importante y con el tratamiento oportuno, la supervivencia y el periodo libre de enfermedad han mejorado.

La exposición solar es determinante en el desarrollo del cáncer de piel, especialmente la exposición solar intensa e intermitente durante la infancia y la adolescencia. Actualmente, se sabe que antes de los 18 años se ha acumulado 70% del daño actínico crónico que se manifestará en la edad adulta, como fotoenvejecimiento o cáncer de piel.